GONZALEZ FREI, IRENE
Tu nombre escrito en el agua ganó el XVII Premio La
sonrisa vertical. Su autora, que firma con el seudónimo de Irene González Frei, acogiéndose a las
bases del premio, ha decidido mantener el anonimato.
El fallo del
jurado, por primera vez en la historia de este premio, fue unánime. Y no es
para menos, ya que nos encontramos ante una primera novela que no sólo
introduce a sus lectores en una hermosa y densa fantasía erótica, sino que les
revela a una auténtica escritora.
Irene González Frei
dedica su novela a Marina, «de todos
los personajes de esta historia el único cuyo nombre no he tenido el valor de
cambiar», y cede la palabra a Sofía para
que sea ella la que nos cuente, desde el recuerdo, «ese amor vertiginoso entre
las grietas del dolor y el desconsuelo» que las unirá para siempre y fundirá
sus cuerpos, más allá del tenue cristal de los espejos, en el reflejo de
Narciso. Sofía, una joven al parecer
como tantas otras, vive en Madrid en el seno de un grupo de amigos que
comparten inquietudes y amores. Tras el matrimonio con Santiago, cuyas
relaciones sexuales se extreman en la violencia a medida que el tiempo va
corroyendo el afecto y las apetencias, Sofía,
desencantada y triste, encuentra un día a Marina.
Entre las dos se establece instantáneamente una atracción singular, casi
mágica. Emprenden un viaje por Italia con destino a Roma, donde a Marina le espera un trabajo en una
organización internacional. Poco a poco, de manera irresistible, el lector irá
impregnándose de la progresiva compenetración de las dos mujeres, de la gradual
fusión de sus cuerpos hasta el punto de que ya no parecen sino una sola. Visiones,
sueños, episodios premonitorios van, sin embargo, recordándole que Marina sólo vive ya en la memoria de Sofía y que una amenaza se cierne
sobre ellas. . .
La crudeza con
que Irene González Frei nos sumerge
en los distintos encuentros sexuales no sólo de las dos mujeres, sino los de
ellas con otros personajes, que sirven de contrapunto, invitando al lector a
participar directamente de sus tensiones y violencias, de sus goces y delirios,
no merma en momento alguno el tono poético que envuelve toda la novela y que le
otorga la inestimable facultad de dejar una huella indeleble en quienes la
leen.