ROBLES RODRIGUEZ, FRANCISCO
Con prólogo de Carlos Herrera Este libro, ya testimonio literario de su época y convertido en un clásico, fue el gran renovador del humorismo cofrade, cuenta con nueve ediciones previas a sus espaldas y miles de libros vendidos. Ahora lo recuperamos para una nueva generación y al mismo tiempo que su secuela, titulada Frikis de capirote (El Paseo, 2020). Y los originales «Pro» de Fran López de Paz y « logos» de Juan Miguel Vega. Tontos de capirote es un análisis irónico de los tipos que pululan alrededor de la Semana Santa. A lo largo de este catálogo de maniáticos semanasanteros, el lector podrá reconocer actitudes y comportamientos de quienes lo rodean. O de sí mismo, porque en este libro estamos todos retratados, empezando por el autor. Nunca nadie hasta ahora había hecho pasar por el laberinto de los espejos a los capillitas, a quienes la mala literatura había dibujado como individuos inmunes, sin mancha, con pasaje directo a la gloria. Por sus páginas fluye ese mundo contradictorio de la Semana Santa: la ternura, la ironía, las pasiones que nublan el entendimiento para que nazca esa cosa que puede ser tan pesada como deliciosa: la tontura.
YA EN 11ª EDICIÓN. Con prólogo de Carlos Herrera
Este libro, ya testimonio literario de su época y convertido en un clásico, fue el gran renovador del humorismo cofrade, cuenta con nueve ediciones previas a sus espaldas y miles de libros vendidos. Ahora lo recuperamos para una nueva generación y al mismo tiempo que su secuela, titulada Frikis de capirote (El Paseo, 2020).
Y los originales «Pro» de Fran López de Paz y «
logos» de Juan Miguel Vega.
Tontos de capirote es un análisis irónico de los tipos que pululan alrededor de la Semana Santa. A lo largo de este catálogo de maniáticos semanasanteros, el lector podrá reconocer actitudes y comportamientos de quienes lo rodean. O de sí mismo, porque en este libro estamos todos retratados, empezando por el autor. Nunca nadie hasta ahora había hecho pasar por el laberinto de los espejos a los capillitas, a quienes la mala literatura había dibujado como individuos inmunes, sin mancha, con pasaje directo a la gloria. Por sus páginas fluye ese mundo contradictorio de la Semana Santa: la ternura, la ironía, las pasiones que nublan el entendimiento para que nazca esa cosa que puede ser tan pesada como deliciosa: la tontura.
