KELSEN, HANS
Hasta hace poco tiempo era una opinión teórica general el hecho de que el socialismo se distinguía del anarquismo a causa de la posición de principio con respecto al estado. Mientras el primero basaba su ordenamiento social en una especie cualquiera de constricción jurídica, el segundo rechazaba por principio toda constricción jurídica de este género. Si el primero ponía en primer plano el principio de la igualdad, el segundo el de la libertad. No obstante, ya el Manifiesto comunista de Marx y Engels, fundamento teórico de socialismo moderno tal como es presentado por la socialdemocracia internacional, no autoriza absolutamente esta distinción entre las dos teorías políticas. Semejante distinción presupone ante todo la delimitación clara del concepto de estado, en cuanto ordenamiento constrictivo, con respecto al de una sociedad libre de constricciones. Ya es muy significativo que el Manifiesto comunista y junto con él toda la literatura socialista se incline a borrar esta línea limítrofe entre el estado y la sociedad (en el sentido más limitado) precisamente cuando se habla del estado del futuro, o sea del estado que debe erigirse por medio de la revolución proletaria. Muchas veces se habla de sociedad y de funciones sociales cuando se alude claramente al estado y a funciones estatales, o sea, a un ordenamiento constrictivo: así, por ejemplo, cuando se dice que en lugar de la educación doméstica debe ponerse la social. Y, del mismo modo, el Manifiesto comunista utiliza ocasionalmente, el concepto de nación en lugar del de estado como cuando se dice que el proletariado debe elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación a través de la conquista del poder político. La organización a la que se refieren estas expresiones de Manifiesto como se demostrará igualmente es todavía, precisamente en el sentido del Manifiesto, absolutamente un ordenamiento constrictivo. En esta tendencia a hablar más gustosamente de sociedad que de Estado, se pone de manifiesto ante todo una cierta idiosincrasia contra un término, que se quisiera reservar completa y únicamente para la civitas diaboli del estado de los explotadores.
HANS KELSEN