PRIETO
La monografíai plantea cuestiones de manera atrevida y casi impopular. Pero hay preguntas que son obligadas: ¿estimula al fabricante de alimentos o al de fármacos el conocer que ellos responderán siempre y en todo caso, incluso aunque los standards de calidad de sus procesos de fabricación fueran excelentes, o que, habida cuenta del estado de la ciencia, eran literalmente los mejores? ¿No es algo demagógico decir que quien se lucra gracias a una actividad de fabricación y puesta en el mercado de productos que se ingieren debe cargar también con consecuencias que eran por completo imposibles de prevenir? ¿Por qué sí se exoneraría, en cambio, al fabricante de una aspiradora o un juguete electrónico si de pronto se descubre que determinadas lesiones se deben a un efecto de fabricación inverosímil y de imposible detección?