ELDREDGE, NILES
El delta del Okavango, en Botswana, está considerado uno de los últimos paraísos que aún quedan
en la Tierra. Allí, una rica variedad de organismos vive en equilibrio
natural, en un paisaje que no es muy diferente de aquel en el que evolucionaron
los primeros ancestros humanos hace cuatro o cinco millones de años. Pero no
todo marcha bien en el edén. La agricultura invasiva, el desvío de aguas, las
plagas y la contaminación amenazan ese microcosmos en principio virgen, las
mismas agresiones que también amenazan el macrocosmos del planeta entero. Como
los canarios con los que los antiguos mineros bajaban a la mina y cuya muerte
alertaba de gases tóxicos, los problemas del parque del Okavango son para Niles
Eldredge un indicio claro de que la crisis de la biodiversidad alcanza
límites alarmantes.
á
Ejemplos
como éste, o datos como las treinta mil especies que desaparecen anualmente,
son pruebas elocuentes para Eldredge de
que nos hallamos inmersos en una sexta
extinción de proporciones similares a la que acabó con los dinosaurios. Con
el fin de explicarnos el valor para nuestra propia existencia de la diversidad, La vida en la cuerda floja
despliega ante el lector, por una parte, los trece millones de especies que pueblan la Tierra y, por otro, la
multitud de ecosistemas (de la tundra a los trópicos) mediante los cuales estas
especies transforman e intercambian la energía del Sol. Puesto que no sólo
somos responsables de su devastación, sino los únicos que pueden ponerle freno,
Eldredge detalla algunas de las difíciles
medidas que deben tomarse a escala global.