LOTTMAN, HERBERT
Tal vez sólo un biógrafo
e investigador de la historia de la
talla de Herbert Lottman, que tiene
la rara virtud de aunar una documentación asombrosa con una agradecida fluidez
narrativa, podía acercarse con el rigor necesario a un tema tan delicado como
el de la depuración a que se vieron
sometidos los franceses que, de una u otra manera, colaboraron con el ocupante
nazi en la segunda guerra mundial: un implacable proceso judicial y político
que comenzó en Francia en 1944, después de que las fuerzas aliadas liberasen el
país, proceso que duraría hasta 1953, cuando la República, rindiendo homenaje a
la Resistencia, terminó votando una amnistía.
En realidad, la depuración
había comenzado ya en el año 1943, tan pronto como en Argel se restituyó la
autoridad de la Francia libre. Allí comienzan las primeras ejecuciones de los
colaboradores de Pétain y la
revocación de los funcionarios y policías del gobierno proalemán de Vichy. Y,
aunque el general De Gaulle quiso
que la depuración fuera llevada
adelante con toda legitimidad por los tribunales de justicia, nada pudo impedir
que al principio proliferaran los casos de venganza popular, sobre todo contra
delatores, torturadores, comerciantes enriquecidos y grupos paramilitares que
habían colaborado más abiertamente con los ocupantes alemanes.