AUSTER,PAUL
En 1967, Adam Walker es un joven poeta ávido de vida y literatura, con
mucho más futuro que pasado. Estudia en la Universidad de Columbia,
se opone a la guerra de Vietnam y, además, -esto lo dicen quienes lo
conocen, porque él no parece darse cuenta- es guapísimo. Una noche, en
una fiesta de estudiantes, conoce a una pareja de franceses muy sofisticados,
muy seductores. Lo primero que le llama la atención a Adam es el
nombre de él, Rudolf Born, como en Bertrand de Born, el poeta provenzal
que en uno de los cantos de Dante lleva su propia cabeza cortada en
las manos. Tras varios días de ambigua seducción en los que la pareja va
tejiendo su invisible tela de araña en torno al hermoso e inocente americano,
Rudolf Born, que está en Columbia como profesor invitado en la
School of International Affairs, le ofrece a Adam la dirección de una
revista literaria que él financiará.
Adam ya ha comenzado a sospechar que el profesor francés es un hombre
de muchas caras, que puede ser peligroso y que no debería fiarse de
él, pero no puede resistirse a su oferta. Tampoco resistirá días después,
cuando Rudolf se marche repentinamente a París, los silenciosos cantos
de sirena de la insinuante Margot... Pero, en estos juegos peligrosos,
¿quién es la presa y quién el cazador?
«En esta novela policíaca erótica y agudamente filosófica, Auster seduce
y conduce con mano maestra a los lectores desde Nueva York a París y
desde California a una remota isla en el Caribe, mientras contrasta los
placeres sutiles de la mente con la vorágine de los cuerpos y ahonda en
las repercusiones de la culpa, en el incontrolable poder del deseo y las
insidiosas consecuencias del narcisismo y el libertinaje. Con unos personajes
fascinantes, una estructura en espiral y un final digno de Conrad y
El corazón de las tinieblas, es una novela de un suspense impecable, inteligente
e inquietante» (Donna Seaman, Booklist).
«Posiblemente la mejor novela de Auster, de un virtuosismo y una profundidad
notables, que combina sus investigaciones posmodernas sobre
la naturaleza de la ficción y la esencia de la identidad con temas eternos,
el bien y el mal, la culpa y la redención. Si no es el Crimen y castigo de
Paul Auster, al menos debe de ser sus Memorias del subsuelo» (Don
McLeese).