ROTH JOSEPH
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Joseph Roth murió en París el 27 de mayo de 1939. Casi cuatro décadas
más
tarde, en el archivo de la editorial Kiepenheuer de Berlín, aparecieron
dos
carpetas con su nombre, donde se encontraron, entre otros documentos,
dos
fragmentos en prosa, fechados en 1929: uno sin título, inédito, que
Friedemann Berger publicaría con el de Perlefter. La historia de un
burgués,
y otro, que ya se conocía por una copia mecanografiada de otra
procedencia,
al que el propio Roth llamaría Fresas. Relegados al olvido durante
mucho
tiempo por fin el lector puede disfrutar de ellos en estas páginas.
Ambos textos son testimonio de la crisis de una época tan compleja y,
sobre
todo, tan cargada de incertidumbre, como la que vivió la Europa de
entreguerras. Mientras que Perlefter es la historia del judío austriaco
que
ha creído en la emancipación y ha abandonado sus raíces en nombre de la
vida
nueva que le promete Occidente, Fresas, en compensación, refleja la
nostalgia por el mundo abandonado y la búsqueda de identidad en los
valores
tradicionales.
Las pequeñas escenas que integran ambos fragmentos evidencian cómo en
un
momento en que la novela se ha desarrollado como género hipertrófico,
Roth
vuelve a privilegiar la narración de historias cotidianas. La calidad
literaria de estas páginas está fuera de toda duda, la fuerza plástica
de
los ambientes y tipos humanos que recrea es la del costumbrismo del
mejor
Roth.
Joseph Roth , novelista y periodista, nació en Galitzia (actualmente
Ucrania)
en 1894, en el seno de una familia judía. Ha sido descrito como un
hombre
para el que la historia era como una pesadilla; su vida no estuvo lejos
de
serlo también.
No llegó a conocer a su padre que, en un arrebato de locura, abandonó
el
hogar al poco tiempo de casarse. Se crió en Viena donde presenció el
derrumbamiento del Imperio austrohúngaro cuyo restablecimiento más
tarde
anhelaría: «La experiencia más dura que he vivido fue la Primera Guerra
Mundial y la destrucción de mi patria, la única que he tenido?».
En 1920 se instaló en Berlín donde se convertiría en el corresponsal de
mayor prestigio de la prensa alemana -y en uno de los mejor remunerados
de
su generación-, y donde simultanearía el periodismo con la narrativa.
En 1933, con la llegada del Tercer Reich, que le relegaría a la
categoría de
Untermensch, escribió: «Permítanme expresarlo alto y claro. El espíritu
europeo está capitulando. Está capitulando porque es débil? porque
carece de
imaginación? mientras, el humo de las hogueras en las que arden
nuestros
libros alcanza el cielo?».
Su mujer, Friederike, ingresó en un manicomio. Los nazis le facilitaron
una
muerte sin dolor.
Finalmente, Joseph se exilió en París donde el alcohol le ayudaría a
reconciliar su nostalgia de aquella vida shtetl de sus primeros años
con su
fe en un recién descubierto catolicismo y su apoyo al restablecimiento
de la
monarquía austriaca. Murió en 1939.
Reseñas
´La vida de Roth representa la] perfecta coincidencia entre la
expatriación
del superviviente de los Habsburgo, la desintegración humana y
religiosa del
Ostjude y la incomunicable fragmentación del hombre moderno -o más
concretamente del hombre occidental- en general.´
Claudio Magris, Lejos de dónde. Joseph Roth y la tradición
hebraico-oriental, EUNSA.
´En cada página de Joseph Roth se esconde un poema.´
Joseph Brodsky
´Joseph Roth ya está considerado como uno de los grandes autores del
siglo
XX.´
Los Angeles Times
´Lo que Roth ve y transmite es una esencia única, que expresa la
fragilidad
de nuestra verdadera condición humana, lo ridículo y lo trágico, a los
que
vio cruzarse por la calle, muy cerca el uno del otro.´
Nadine Gordimer
´Roth se asoma a las cosas cotidianas -a los grandes almacenes, a las
comisarías, a los bares- y, como hiciera Roland Barthes en sus ensayos
de
Mitologías, que también eran originariamente periodísticos, reflexiona
sobre
lo que simbolizan.´
The New Yorker