EDUARDO MENDOZA
Los oscuros tejemanejes de los poderosos quedan al descubierto en una inteligente vuelta de tuerca del género policiaco, para desvelar no sólo un misterio, sino la evolución de una ciudad en manos de un gobierno codicioso. vida recuerda un caso aparentemente cerrado de los ochenta y no ceja en su empeño de resolverlo más de veinte años después. El detective más divertido de la narrativa española nos cuenta aquí su doble aventura:
«Para el que ha pasado buena parte de su vida encerrado en un manicomio, aunque sea injustamente, como es mi caso, una reacción absurda no tiene nada de particular, aunque eso suponga meterse en líos. La cuestión es que un incidente trivial me trajo recuerdos y viajé al pasado (con la memoria, ya he dicho que no estoy loco). Años atrás me vi envuelto en un asunto feo. Habían asesinado a una modelo y me culpaban a mí. Por supuesto, sin razón: una modelo no haría caso a un tipo como yo ni asesinándola gente importante y pensaron que yoápodía servir de cabeza de turco o de conejillo de indias, o como sea que seállame el desgraciado que paga lo