CRESPI, FRANCO
La tendencia globalizadora que ha traído consigo la difusión mundial de la economía de mercado y la tecnología ha reducido radicalmente las funciones de las instituciones políticas tradicionales y, al tiempo, ha dejado más espacio para una afirmación del particularismo. De este proceso ha surgido una profunda desorientación en cuanto a las raíces de la solidaridad social: de un lado, se han venido acentuando las diferencias por razón de sexo, edad o procedencia religiosa; del otro, estamos asistiendo al resurgir de nuevas formas de integrismo religioso y nacionalista. Debido a la prioridad que tradicionalmente se atribuye en la cultura occidental a la dimensión cognitiva, tanto el fundamentalismo como el relativismo dan una respuesta inadecuada al problema de encontrar nuevas bases para la convivencia civil. De ahí que Franco Crespi proponga repensar tales bases a partir del reconocimiento de la prioridad de la existencia -en cuanto situación común caracterizada por experiencias universales- y de los límites radicales de nuestro saber. Aprender a existir significa liberarse de las proyecciones ilusorias para comprometerse en una autorrealización personal que esté íntimamente ligada a la responsabilidad social.