PUENTE OJEA, GONZALO
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Los autores entienden que en el desarrollo antropológico de la
humanidad hay
un punto crucial al nivel del conocimiento, que es aquel momento o fase
de
la evolución específica en que la inteligencia del homínido, ya hecha
racional, se torna además reflexiva. La condición ´racional´ hace que
la
inteligencia humana pregunte y se interrogue buscando en los fenómenos
de la
realidad algo que la Naturaleza obviamente se obstina en negar: el
sentido
de las cosas. Una pluralidad de sentidos: de la vida, de la muerte, del
entorno y el mundo exterior, del mundo interno, de las relaciones
intersubjetivas...
Cuando el hombre empieza a fabricar respuestas es que ha entrado ya en
una
nueva etapa antropológica: la fase de la ´reflexión´. Al efecto da lo
mismo
que las respuestas sean correctas o inadecuadas, lo que importa es la
capacidad para idearlas.
Pues bien, en ese contexto y fase antropológica de la reflexión es
cuando
nosotros creemos que la Idea Animista quedó implantada en el cerebro
humano.
Como una respuesta ideada por el intelecto del Homo sapiens sapiens
para
explicarse la realidad. En este estudio se contempla al Animismo -el
animismo primigenio- como el tránsito evolutivo, producto de la razón
en
reflexión y paradigma de la Antropología Cultural.