BERENSON, BERNARD
No queda más que una salida del laberinto en el que andamos tropezando a ciegas: seguir la tenue luz de la razón, que nos devolverá al compromiso entre ´ver´ y ´saber´, entre las percepciones de la retina y las visiones conceptuales, que constituyen la base del arte visual como función eterna de la naturaleza humana.