DE BONO, EDWARD
Gastamos fortunas en ropa, cosméticos, o incluso en cirugía estética, para conseguir que nuestros cuerpos resulten más agradables. Sin embargo, apenas damos importancia a un factor mucho más poderoso capaz de realzar nuestro atractivo. No cuesta dinero, no requiere demasiado tiempo, y sin embargo, sin él, hasta la persona más atractiva físicamente puede parecer insulsa: una mente deslumbrante. Si su mente resulta aburrida no tiene posibilidades de impresionar a nadie, incluso si su físico es deslumbrante.