PERI ROSSI, CRISTINA
Desde la mitología, los monstruos han fascinado a los viajeros y a los contadores de historias. De hecho, el encuentro con los monstruos es una piedra de toque de la autenticidad de una experiencia viajera: quien no los ha visto no ha viajado, quine no encuentra sobre su hallazgo no los vio personalmente. Esta doble experiencia, la del viaje y la de la narración, fue registrada en numeroso libros y grabados entre los que cabe recordar las descripciones de Marco Polo y sus serpientes gigantes de la provincia de Caragián, las de Mandeville y el pájaro rock junto con los grifos de la India y las de Jourdain de Séverac acerca de los dragones del estrecho de Messina. Estos autores, además de Rubrock, Sebastián Brant y muchos otros, le otorgan al monstruo la prueba del poder de la Naturaleza y el concepto aristotélico de que, para el hombre, los monstruos son diferentes formas de él mismo y que unas veces responden a la expresión de sus terrores interiores y otras a la fantasía provocada por la naturaleza. Pero sobre todo los escritores defienden, a través de la monstruosidad donde sobresalen los dinosaurios, los dragones y los terribles pájaros-sirena, como lo mágico penetra en la vida, como la vida penetra en lo mágico. Esto explica que ene le prólogo de La Tarde del Dinosaurio de Cristina Peri Rossi, publicado por Tropo Editores que continúa desde Zaragoza su exquisita reedición de libros perdidos, la autora explique la afinidad que Cortázar y ella misma sentían por los dinosaurios y por esos relatos fantásticos que siempre acontecen en una casa.
En los nueve relatos de este libro, Peri Rossi explora la metáfora del monstruo a través de la multiplicidad de la realidad, la metamorfosis de la identidad, la rebelión ante un orden cerrado y de la recuperación de la mirada infantil para enjuiciar el mundo de los adultos. Al mismo tiempo cada pieza cumple la función simbólica de ser una puerta que se abre y conduce a otra puerta o a un espejo que recoge el reflejo de otro. Un juego puramente cortazariano y que muchos escritores de cuentos denominan micro universos pespuntados por un eco que resulta del roce de la realidad y lo fantástico. En este caso, unos relatos están definidos por la utopía, por los sueños cruzados, las diferencias entre el amor y el deseo y otros por la crítica que alude al secuestro del periodismo o al exceso de individualismo y por la exploración de lo sensorial. Así lo demuestran las acertadas y poéticas historias del hermano enamorado de una hermana a la que sueña desnuda en una fotografía, la pequeña que le da una lección sobre el tiempo y la vida a unos turistas que hablan otro idioma, los excepcionales cuentos de los patrulleros de la luna y de Simulacro, el de las bailarinas que se mueven cuando los sueños las hacen funcionar y el del pequeño que sueña con el dinosaurio que sale del mar. Un conjunto de relatos que ponen de relieve el estilo de la escritora uruguaya y el interés de un libro que, gracias a Tropo Editores, ha vuelto a despertar para comprobar, con permiso de Monterroso, que el dinosaurio seguía vivo y allí.
Guillermo Busutil (MAYO de 2008)
Cristina Peri Rossi es, indiscutiblemente, una de las grandes autoras hispanoamericanas, y aunque ha destacado en casi todos los géneros, quizá sea el cuento donde ha demostrado mayor originalidad, destreza y versatilidad. Dice Julio Cortázar en el texto prólogo: ´No es casual que libros como éste sean en sí mismos una de esas casas interiores, y que cada relato proponga un avance por habitaciones, galerías, patios y escaleras que absorben al lector y lo separan de su mundo previo. Se diría que escritores como Cristina Peri Rossi repiten sin saberlo el oscuro arquetipo del palacio de Barba Azul: habitaciones, corredores de espejos, puertas condenadas o prohibidas, siempre puertas para aquellos que prefieren el horror y la muerte a la renuncia de no abrirlas. Un cuento termina y ya otros empiezan en la habitación siguiente (.). Pero la adolescencia emerge, lenta y amarga; en ese interregno turbio de los juegos ingresan a un territorio donde Cristina reconoce y asume la puerta condenada, la prohibición que va a ser transgredida, la horrible conciliación de víctimas y victimarios. Hermanos y hermanas, reinas y esclavos, falsos adultos incapaces de aceptar las leyes del juegoö.