RAUL C. CANCIO FERNANDEZ
A nadie se le oculta que las Cortes Supremas en general, y nuestro Tribunal Supremo en particular, soportan un volumen de litigiosidad a todas luces excesivo y, por ende, perjudicial para la verdadera labor depurativa que la Constitución le encomendó en su artículo 123. Habida cuenta del sistema casacional que rige en el entorno jurídico del y consecuentemente, también en nuestro ordenamiento jurídico, en esa labor nomofiláctica, depurando los recursos que pretenden acceder a la vía casacional y filtrando sólo aquellos que se ajustan a las previsiones rituales de cada uno de los órdenes jurisdiccionales y que se manifiestan revestidos de un auténtico interés casacional, el papel del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo adquiere una importancia nodal, elaborando desde su constitución en 1985 un auténtico edificio interpretativo, mediante el cual y a través de pautas, criterios y principios hermenéuticos, ha venido acrisolando la accesibilidad de los recursos planteados ante el Alto Tribunal, facilitando así de forma notable la labor de las Salas enjuiciadoras. El autor, Letrado del citado Gabinete Técnico y adscrito a la Sala de lo Contencioso- Administrativo, nos propone en su obra un acercamiento a esas pautas y criterios de admisibilidad en el marco de los recursos de casación de naturaleza económico-administrativa, de una manera eminentemente empírica y basada en el análisis de sentencias y resoluciones de la propia Sala Tercera.
