UPDIKE, JOHN
Cuando hace pocos años José María Moreno Carrascal me escribió comunicándome que se hallaba seleccionando y traduciendo, de forma desinteresada, poemas escritos por mí, la noticia me causó una grata impresión debido a varias razones. La lengua española es, después de la inglesa, la que mayor número de hablantes posee de entre las de Europa; ambas han alcanzado igualmente unos altos logros en lo estrictamente literario, y lo que es aún más importante, de algunos de los escritores en español -Cervantes, Unamuno, Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga, Neruda, Borges (algunos de cuyos poemas me atreví, no sin ayuda, a traducir), Camilo José Cela, Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa- he obtenido, a lo largo de los años, placer, admiración y coraje.
A lo dicho hay que añadir una nota de carácter personal: mi madre era una hispanófila empeñada en escribir una novela sobre Ponce de León, el conquistador y descubridor, en 1513, de La Florida. Las investigaciones para su novela llevaron a mi madre, en tres ocasiones distintas, a España, la tercera de las cuales, en 1977, fue acompañada por mí y por mi hija menor, que por entonces tenía 16 años. En aquel viaje hice yo las veces de conductor y de guía, así que cuando llegaba la noche, debido a mis serias responsabilidades diurnas, me era difícil conciliar el sueño; por lo cual tomé la decisión de aprovechar esas horas de insomnio escribiendo sonetos, uno por día. Creo que esos ocho ´Sonetos españoles´ conforman, en mi opinión, uno de mis más acertados logros poéticos.