GONZÁLEZ BUENO, ANTONIO
Pocos naturalistas han gozado de tanta popularidad como
el sueco Carl Linné, más conocido por la versión
castellana de su nombre: Linneo. Su acusada personalidad, unida a los
muchos honores disfrutados en vida, ha llevado a una idealización
de su obra, a convertirlo en un mito; para él se crearon los apodos
de príncipe de los botánicos, nuevo Adán o
Plinio del norte.