BEEVOR, ANTONY
El libro definitivo sobre el acontecimiento más terrible y decisivo del siglo XX. La culminación de una carrera dedicada a la investigación y la narración históricas. Apoyándose en un descomunal trabajo de investigación y desplegando sus asombros recursos narrativos, Beevor nos muestra en este libro el inmenso escenario de una guerra que abarca desde el Altlántico Norte hasta el Pacífico Sur desde las nevadas estepas septentrionales a los áridos desiertos del norte de África; desde la jungla de Birmania hasta las fronteras de Europa oriental; desde los prisioneros del Gulag reclutados para los batallones de castigo hasta las indecibles crueldades de la guerra entre China Y Japón.
No es cierto que la historia la escriban solo los vencedores. Pero sí lo es que solo los vencedores juzgan y condenan a los vencidos. El magistral libro de Antony Beevor, La segunda guerra mundial, que acabamos de publicar, no ahorra detalles sobre los horrendos crímenes de nazis y japoneses ni sobre el final de los criminales de guerra juzgados y condenados en los tribunales de Nuremberg y Tokio, entre otros. Pero leyendo este libro podemos conocer, gracias a la decencia de Beevor, otros crímenes y otros terrores que nadie ha juzgado ni juzgará ya jamás.
El mariscal del aire inglés Sir Arthur Harris y el teniente general norteamericano Carl A. Spaatz, ambos caballeros cristianos y paladines de la civilización occidental, condecorados con todas las medallas posibles, han merecido el calificativo de ´barones de los bombarderosö por su actuación durante la segunda guerra mundial. Entre los dos se repartieron la tarea de bombardear las ciudades alemanas por turnos: El Mando de Bombarderos de Harris hacía el turno de noche y la 8ª Fuerza Aérea de los Estados Unidos el de día. Aunque en diciembre de 1940 los británicos ya habían bombardeado Mannheim, en febrero de 1942 el gobierno de Winston Churchill, con el entusiasmo del mariscal Charles Portal, jefe del Estado Mayor del Aire, dio luz verde a la estrategia propuesta por Harris ´el Bombarderoö de atacar las ciudades alemanas con bombardeos de zona, ya que el informe Butt de septiembre de 1941 había revelado que solo un avión de cada cinco conseguía lanzar sus bombas en un radio de 8 km de su objetivo. El plan de Harris consistía en bombardear las ciudades alemanas con una estudiada combinación de bombas incendiarias y de alta potencia explosiva de tal modo que sus efectos devastadores superaran en mucho la acción de los bomberos, la policía y los voluntarios civiles. Harris sostenía que eso desmoralizaría a la población de las ciudades atacadas. Tenía toda la razón: debieron desmoralizarse profundamente minutos antes de morir. Harris ya había utilizado gases y bombas de efecto retardado contra las tribus iraquíes que luchaban contra la dominación británica a principios de los años 30, porque, en su opinión ´mano dura es lo único que los árabes entiendenö. Poco más tarde, en 1936, propuso resolver el problema de la revuelta palestina: se lanza una bomba de 250 k en cada aldea y asunto resuelto.