SÁNCHEZ CARRASCO, ANTONIO
La Feria en todo su esplendor desde el actual encendido del alumbrao , hasta el castillo de fuegos artificiales con el que acaba. Luz y color en unos días en los que el que puede, va del trabajo a la Feria y de la Feria al trabajo, salvo un día de fiesta que a veces se cuela en el calendario del Real; los sevillanos compaginan diversión y ocupación, aunque cueste quitar el polvo de los zapatos y las ojeras bajo los párpados. Noches de recuerdos y de sueños que van y vienen por unas calles con nombre de toreros ilustres. Familias que se juntan para comer, beber, conversar, reír, cantar, bailar..., en la feria de los infinitivos y de los verbos. Días luminosos de colores y volantes, de paseo de caballos y enganches que copan las calles y llenan las aceras de personas a pie que se mueven de caseta en caseta. El Pali, los de la Trocha, los Romeros de la Puebla, los del Guadalquivir, los Amigos de Gines, los Rocieros, los Hermanos Reyes, la Canastera, Pastora Pavón, los Hermanos Toronjo, Brumas, Ecos del Rocío..., tantos y tantos nombres que han dado a la Feria de Abril la banda sonora ideal para sus días y sus