MINA,JAVIER
De pequeño, el agudo Marcel se veía en la tesitura de pasear por el camino de Guermantes o por el que discurría delante de la casa de Swann, acepciones que encabezarán sendos libros de la monumental ´A la búsqueda del tiempo perdido´. Ahora bien, la decisión de elegir uno u otro itinerario no correspondía al chaval, sino a los adultos. El auténtico dilema se producirá durante uno de esos paseos y afectará directamente al niño Proust, por cuanto deberá despejar una disyuntiva. El pequeño rumia si seguir o no un camino muy particular: el de la escritura. Todo comenzó en el valle africano de Laetoli, hace cuatro millones de años. O así lo atestigua el descubrimiento realizado en 1976 por Mary Leakey y su equipo. Cierto día que excavaban en busca de restos humanos encontraron las huellas fósiles de tres homínidos que caminaban en la misma dirección; individuos adaptados para andar erguidos y que lo hacían sin la urgencia de la caza o la huida. Gracias a las cenizas del cercano volcán Sadiman quedaron congeladas para la posteridad las primeras huellas de lo más parecido a un paseo que se conoce. Desde aquel e