CALVINO, ITALO
Estas 39 biografías y media de escritores, ilustradas con sus retratos, nos cuentan por ejemplo que Baroja iba a menudo al Retiro (en otoño) a recoger castañas, que Valle-Inclán salía algunas noches
a despertar al rey (de madrugada) o cómo Lezama Lima y Virgilio Piñera se pelearon una noche
(a pedradas). Además... Zambrano y los gatos;
Lorca y la muerte; la brevedad sutil de Monterroso; el silencio de Rulfo...
Durante casi tres años, Jesús Marchamalo y Damián Flores publicaron en la sección «Rinconete» del centro virtual Cervantes casi medio centenar
de «retratos» de escritores españoles y latinoamericanos, ahora convertidos en libro.
Un recorrido por aspectos inéditos, insólitos
a veces, de sus biografías, con el convencimiento
de que conocer a los escritores ayuda, por supuesto, a acercarse a sus libros.
La voz del caballero Agilulfo llegaba metálica desde dentro del yelmo cerrado, como si no fuera una garganta sino la propia chapa de la armadura la que vibrase. Y es que, en efecto, la armadura estaba hueca,?Agilulfo no existía. Solo a costa de fuerza de voluntad, de convicción, había logrado forjarse una identidad para combatir contra los infieles en el ejército de Carlomagno. Agilulfo puso todas sus fuerzas en un orden deseado y lo hizo con tal sentido de la exactitud que consiguió robar el corazón a la altiva amazona Bradamante. En esta novela de aventuras teñida de un delicioso sentido del humor, que es a la vez una poética fábula sobre la identidad, sobre la diferencia entre ser y creer que se es, Calvino se pregunta la razón por la que un hombre es amado, por la que otro desea vengarse, por la que un tercero se considera hijo, amante, amigo o caballero. La respuesta se encuentra tal vez en la pregunta misma, en su melancolía y su extrañeza.
Forma parte El caballero inexistente de la popular trilogía Nuestros antepasados, junto con El vizconde demediado y El barón rampante, con los que comparte el tono de fábula fantástica y el propósito de indagación sobre el alma humana.