VILAR MADRUGA, ELAINE VILAR MADRUGA
Érase una mujewr que de tristeza se comió un árbol. Primero arrancó con las uñas los pedacitos de corteza. Y sangró. Los dedos se abrían como charcas salvajes. La mujer comía corteza y sorbía sangre y brindaba su cuerpo a los mundos antiguos que habitaban aquel árbol...