En marzo de 1882 se inició en Sevilla la impresión de la publicación mensual El Folk-lore Andaluz, órgano de la sociedad de este nombre y que, aunque sólo llegó a editar doce números, que este facsímil recoge en su totalidad, dio cabida a interesantísimos trabajos tanto de miembros de la sociedad como de folkloristas extranjeros.
Las páginas de la publicación constituyen un repertorio de elementos antes menospreciados por los estudiosos, y que, a finales del siglo XIX, reciben un inmenso apoyo de la intelectualidad andaluza. Las supersticiones populares fueron analizadas por Alejandro Guichot y Sierra, los corrales de vecinos, por Luis Montoto, los cantes flamencos, por Antonio Machado y Álvarez ´Demófilo´, Rodríguez Garay analiza los usos y ceremonias nupciales en relación con la pervivencia de antiguas civilizaciones y así un larguísimo etcétera. Ninguna referencia de la vida del pueblo, del espíritu puramente andaluz, escapará a la pluma de los redactores. Se recogerán los piropos, las oraciones, los cuentos, los juegos y rimas infantiles, los dictados tópicos, el habla vulgar, las recetas de cocina, las coplas, las leyendas, la toponimia, las creencias, los usos y las costumbres. A pesar de la corta vida de esta revista, los documentos que quedaron constituyen en la actualidad una referencia imprescindible para los estudiosos de la cultura popular andaluza y española, y es así reconocida, como una de las publicaciones clave del siglo XIX andaluz.