TEXEIRA, EDUARDO
"La pluralidad de mundos, tema que inquieta a los terreolas desde los más lejanos tiempos, tuvo siempre adoradores que supieran darnos obras hermosas en contenido filosófico, así como en datos pintorescos o curiosos. Las sabias demostraciones de Copérnico, que sirvieron para derribar el sistema físico de Ptolomeo, el cual colocaba a la Tierra en el centro mismo del Universo, concediéndole una preponderancia que no tiene, y los continuos progresos de la óptica, auxiliada por las bases matemáticas, completaron el dominio de la medición de distancias y permitieron el estudio físico de esos mundos, los cuales arrojan la seguridad casi absoluta de ser, al igual que el nuestro, morada del hombre. Hombre del que aun sabemos muy poco, o mejor nada, y que tratamos de imaginarlo, con ligeras variantes, a imagen y semejanza nuestra. Esos mundos, ¿son más viejos o más jóvenes que el nuestro? He aquí una interrogante difícil, si no imposible de contestar. Ruy Drach, al llegar a Marte, encuentra una humanidad decadente y a punto de extinguirse. Halla pueblos degenerados, bárbaramente embrutecidos, monstruosos, como los Antropoides y los Ojos Escarlatas; cultos y ecuánimes, como los Dueños del Agua. También conoce a hombres llegados al más alto grado de sabiduría, pero que no reparan en destruirse a sí mismos, como los Super-Hombres que habitan el Valle Feliz, pueblo este último que encierra para nosotros con armas ya semejantes a aquellas un tremendo aviso, un aleccionador consejo." Del «Prólogo» de ALFONSO MEDINA FUENTES