MAEZTU, RAMIRO DE
ANDANZAS Y EPISODIOS DEL SEÑOR DORIO
Gustavo de Maeztu
Hará cosa de un año, que el autor de este libro despertóse sobre su lecho, acometido por una idea tan atrevida como extraordinaria.
Tratábase, nada menos, que de la construcción de un libro, que, como, casi todos los demás, tuviera capítulos sentimentales, parajes irónicos, apoteosis en las cuales, la virtud fuera justamente recompensada y el vicio cruelmente castigado para ejemlo de los astutos acechadores de la escasa bondad humana.
La empresa, dada la rudimentaria técnica que poseía, era costosa, casi imposible; pero, en medio de mi virginidad literaria, pensé, no sé si con acierto, que construcción tan complicada como la de un libro, sería imposible llevarla a efecto, sin una abundante ración de método, y sobre todo sin una antorcha poderosa que iluminara mis trabajos (hasta aquel momento caóticos) con su brillante y eficiente resplandor.
Me vestí deprisa, perdoné el almuerzo, y así en ayunas, un poco despeinado y ojeroso, salí de casa con la intención de buscar la antorcha que alumbrara mis trabajos caóticos, al mismo tiempo que le confiara por primera vez, el proyecto, que, como una saeta leve, acababa de sacarme de casa, despeinado, en ayunas y pálido el semblante.