REIG, RAFAEL
Andrés Cabanillas quiere escribir en una universidad americana una tesis doctoral sobre un autor olvidado de finales de los ochenta, como un pretexto para relatar en realidad la devastada generación de la que formó parte su padre. Uno de esos autores que aporta su testimonio personal a la investigación es el propio Rafael Reig, del que descubrimos historias sinceras y emocionantes. Y de ese modo, lo que se nos presenta como tres líneas narrativas, la del estudiante, la del autor maldito, la de Rafael Reig, forma un tríptico irónico y fastuoso, que tal vez tiene mucho de las tres versiones de lo que es un escritor: lo que él mismo oculta y revela, lo que queda de él, y la confesión desolada de su verdad más profunda.
Esta es quizá la narración más sincera y más expuesta de Rafael Reig, también la más conmovedora. Después de que un evento cultural reúna a los compañeros de universidad, el narrador hace su irónica recapitulación generacional y recuerda los años estudiantiles en que todos ellos se creían «genios y todavía inmortales». También evoca sus múltiples peripecias entregado al impetuoso placer de leer y escribir, de beber y salir con chicas, tanto en el Madrid de la Movida como en las universidades norteamericanas en las que estudió y trabajó. Pero en contraste con aquella felicidad sin tasa, y con el ansia de ser publicado o seleccionado en una antología, la memoria le devuelve algo inesperado y más profundo: un agudo retrato de familia, y en especial de sus padres, ante quienes ahora lo comprende el narrador acaba dando la medida de quién quiso ser y de lo que ha acabado siendo. Y así esta novela, que se lee con fervor, nos lleva de la confesión al homenaje, y del retrato memorable de una época y una generación, al de una familia y un individuo.