DANIEL SANSO-RUBERT PASCUAL
Las transformaciones experimentadas por la delincuencia organizada en las últimas décadas, especialmente su predisposición a operar en la esfera transnacional, han facilitado su continua evolución hasta convertirla en un fenómeno que representa una amenaza seria y directa contra la seguridad, tanto interior como exterior de los Estados. Sumado a la extrema nocividad de sus actividades, incluyendo el desarrollo y obtención de inteligencia, así como la adopción de cuantas medidas se precise para lograr la ocultación pro-activa de todo el ciclo criminal, hacen posible su categorización como amenaza estratégica.
El panorama delictivo esbozado invita a una reflexión sobre los desafíos abiertos en la esfera de la seguridad. La seguridad desgajada de la inteligencia es una respuesta obsoleta. Por ello, la inteligencia aplicada al ámbito de la lucha contra la criminalidad organizada cobra especial relevancia en aras a neutralizar su capacidad de eludir, cuando no enfrentar con éxito, la acción del Estado. Congruentemente, para afrontar con solvencia las manifestaciones más elaboradas del fenómeno criminal, la inteligencia criminal está abocada a recurrir a la Criminología. Un recurso extremadamente valioso, que permite conocer qué ha sucedido en el escenario criminal, qué está sucediendo y por qué, y en un esfuerzo prospectivo, qué es lo más probable que suceda en el futuro. En suma, elaborar el conocimiento para la aprehensión global de la amenaza en un contexto de seguridad polimorfo y en continua transformación.