LOLA CANALES
Estas páginas están escritas con el corazón. Todos los episodios que narro los he guardado en mi memoria durante casi cuarenta años, desde que fui detenida por la Brigada Político Social el 3 de diciembre de 1968.
Las torturas en la Dirección General de Seguridad, el encuentro con las presas políticas de la cárcel de Ventas el día de Nochebuena, la caza de ratas, las artimañas para enviar mensajes clandestinos a otras cárceles españolas, la huelga de hambre, el Consejo de Guerra Sumarísimo contra mí y otros compañeros universitarios, todos acusados de Rebelión Militar, por lo que fuimos condenados impunemente, sin pruebas, son algunas de las experiencias por las que pasé hasta el 3 de diciembre del año siguiente, cuando salí en libertad de la cárcel de Mujeres de Alcalá de Henares.
Los personajes son reales, llevan sus propios nombres y apellidos. La mayor parte de esta historia se desarrolla en la cárcel de Ventas. Allí convivimos las últimas presas políticas que pisaron su suelo, pues la prisión fue desmantelada el día del Carmen de 1969.
